
Es aquel que parece muy valiente, casi casi rudo, que busca la aventura con su bicicleta sobre los caminos más agrestes, que quiere ser grande para tener un Ferrari u otro vehículo con esas características, que se desliza sobre el agua montado en un jet-ski, que no se intimida al sostener "el cray-fish" en su mano mientras lavamos la pecera, que gusta de los platos más pimentosos de nuestra cocina, que exige su propio plato de menudo cuando vamos a las fondas de Santa Ana, pero que es tan tierno y amigable como el más nieto de los ocho que tenemos.
¡Ah! ¿les dije que se llama Israel?
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